Los compradores de una tienda de autoservicios en Ketchikan, Alaska, se quedaron sorprendidos ante la entrada de un singular cliente. No se trataba de ningún famoso. Más bien, el centro de la mirada fue en un oso negro.
Un pequeño cachorro de oso negro entró por la puerta delantera de la tienda como todos los demás. El animal asustado encontró en su camino un refrigerador donde se escondió, o mejor dicho, se intentaba esconder.
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